martes, 11 de diciembre de 2007

Cuidad de Piedra:

Quiero llegar a una ciudad de piedra
con muros lisos, altos silenciosos
en donde el tiempo entreteje su hiedra.
Calles desiertas, sueños rumorosos;
bajo mis pasos quedos, solitarios,
taraceados de instantes gloriosos.
Mis pensamientos como campanarios
lanzan palomas al aire puro,
hacia invisibles seres estatuarios.

Me he desprendido de mi horario oscuro,
más liviana que el aire mi cabeza flota en el vaibén de lo inseguro.

Ay soledad sin daño y sin tristeza,
ay reencuentro con el ser más claro
mas cercano del cielo y su grandeza.

Rumor de agua en la piedra, éxtasisi raro donde la sed se sacia lentamente, gozando de su don precioso y caro.

Lumbre de eternidad tendrá mi frente, polvo de estrellas caerá en mis manos desde la honda bóveda silente.

El esplendor de todos los veranos se juntará en la luz de un solo dia desde los horizontes más lejanos.

Oh mi ciudad de piedra, piedra mía, fontana quieta donde el amor destila su hambrosía.

Cuidad recurerada del poeta, libre del polvo del camino, erigida en la hora más secreta.

Un ave azul me traerá su trino bajo la paz radiante del jazmín y alumbrará la luz de mi destino, lleno de sol, hasta que llegue el fin.


Manuel Ramirez de Arellano Hoper

Las Higueras

Diciembre de 2007.

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