sábado, 2 de febrero de 2008

Elegía Marina:


En tu ventana el mar y luego el mar de nuevo, el mar. Amor mío, temblaste cuando en tren se detuvo junto al escalofrío de los peces, era el último tren.

Ya no habrá más crepúsculos frente a las ventanillas.

Pero los peces abren dulcemente sus bocas y sus ojos redondos , te miran con asombro.

¿Por qué, sirena insomne, te marchaste en el alba dejando tu memoria llena de sal como una barca abandonada?

Entonces no sabía que más allá del mar se extendía otro mar , ese mar se llamaba eternidad.

En las tardes mis ojos viajaron con los cuervos marinos, mi voz enmudeció con las gaviotas para oirte y mi lámpara ardiendo se quedó para siempre sobre una roca que tu nunca miraste..

Pero te encontraré, el viento me lo dijo cando el tempo regrese con sus olas eternas te encontraré en la orilla…

Manuel Ramirez de Arellano Koper.

El Astronauta.