Bajo la cruz del sur nuestras casas navegan
Sus velas por el viento del Amor impulsadas
Mientras paudos los días pasan en oleadas
Y las estrellas danzan en las noches que llegan.
Polvos de estrellas cae, tus párpados se pliegan
En tus ojos los astros desfilan en bandadas.
Sirio y Aldebarán te vigilan calladas.
Rigel de Orión y Antares a tu Alma se entregan.
Situados en el borde de la galaxia inmensa
De nuestra Vía Láctea, cuyo vertiginoso
Corazón centellea en insondable zona.
Viéndonos amarrados a todo lo que piensa
Y a todo lo que existe, desde el cielo grandioso
La independiente luna nos observa burlona.
Manuel Ramírez de Arellano Hopper
Talcahuano 9/ 8/ 2000
martes, 11 de diciembre de 2007
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